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Crisis, conflictos y oportunidades

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Es por todos conocido, sobre todo tras la situación vivida en el 2008, que las crisis traen con ellas múltiples conflictos.

Estos conflictos tienen su origen en diferentes causas:

  • escasez de recursos (humanos, económicos, técnicos)
  • falta de información para poder tomar decisiones o actuar
  • carencia de normas que regulen situaciones excepcionales
  • dificultad de interpretación y aplicación de normas ya existentes para esas situaciones totalmente nuevas
  • existencia de intereses individuales percibidos como diferentes e  incompatibles
  • problemas de relación que surgen entre personas debido al estrés, incertidumbre y miedo al que estamos sometidos en situación de crisis
  • etc…

Sin embargo, también es por todos conocido, que las crisis generan oportunidades…

Si nos fijamos en las organizaciones, los conflictos pueden aportar aspectos positivos: aumento del rendimiento y la motivación, e incluso mayor cohesión en los equipos. Puede suponer un reto a las capacidades personales y del equipo, y convertirse en una gran fuente de oportunidades, fomentando la innovación y la creatividad y permitiendo la transformación y el cambio.

Desde este punto de vista, analizando el impacto que los conflictos pueden tener en nuestra organización, podemos decir que aquellos conflictos que se manejan adecuadamente pueden contribuir al funcionamiento y desarrollo de la empresa. Son los conflictos que denominamos funcionales.

Algunas de las ventajas que presentan los conflictos funcionales para la organización son:

  • Promueven el pensamiento divergente y la innovación a causa de la pluralidad de puntos de vista que se producen. Las normas, las reglas y los procedimientos formales pueden logar la coordinación, la cohesión y también la uniformidad, pero no promueven la flexibilidad ni la innovación
  • Aumenta la calidad en la toma de decisiones. La expresión de puntos de vista alternativos es un componente esencial de una buena toma de decisiones
  • Mejora el rendimiento
  • Es el motor del cambio tanto en su aspecto político y económico como social y tecnológico, al modificar la estructura actual de poder, los patrones de interacción y las actitudes arraigadas entre sus miembros.
  • Define un grupo frente a otros y contribuye a establecer la propia identidad personal y grupal
  • Promueve la cohesión e integración del equipo ante un conflicto con otro y otros grupos. Esto es así, pero no debemos perder de vista el perjuicio que puede suponer la hostilidad entre grupos. Si no está controlada, puede perjudicar gravemente aquellas tareas en las que es necesaria la coordinación dentro de la organización
  • Induce la creación de asociaciones y la formación de coaliciones

En la otra cara de la moneda, aquellas empresas y organizaciones que no gestionan de manera adecuada sus conflictos, se crean dificultades que pueden afectar a los resultados y a la supervivencia de la empresa. Hablamos en este caso, de conflictos disfuncionales y van asociados al potencial negativo que tiene todo conflicto. Algunas de las consecuencias que estos conflictos disfuncionales tienen en la organización son:

  • Los coste personales, grupales y sociales que generan tanto a nivel emocional como económico
  • La comunicación entre las personas de la organización se reduce y se hace más insegura. Los canales de comunicación no se usan o se utilizan para intimidar al otro
  • Se estimula la idea de que la solución es una cuestión de fuerza. Ambas partes en conflicto tratan de aumentar a su favor la diferencia de poder
  • Se forma una actitud hostil y sospechosa que agranda las diferencias y disminuye la conciencia de las similitudes. Las normas de relación interpersonal se vuelven inaplicables y cada cual se comporta con el otro de modo ultrajante
  • Se producen juicios erróneos basados en falsas percepciones, tanto respecto del oponente como de uno mismo. Estas falsas percepciones son debidas entro otras causas a la necesidad de congruencia cognitiva, conformidad social a la intensificación del propio conflicto, etc
  • Alto potencial desintegrador. Hay estructuras organizativas o grupales en las que no hay tolerancia al conflicto y su presencia acaba con el equipo
  • La experiencia del conflicto es vivida como algo negativo. Las personas se sienten incomodas cuando surgen diferencias. Donde quiera que exista un conflicto, surge inmediatamente la motivación para reducirlo. Esto se debe a que el conflicto altera el equilibrio entre lo que se da y se percibe, y los miembros participantes prefieren la solución del conflicto a cualquier otra

La gestión de la crisis, dentro de la cual se encuentran los conflictos, va a ser esencial para garantizar la continuidad de muchas empresas. Urge, que las personas que lideran las organizaciones desarrollen competencias personales en materia de gestión de conflictos para convertirlos en un motor que actúe como fuente del cambio y de superación.

Este liderazgo, unido al desarrollo e implantación de procesos y herramientas de gestión positiva de conflictos, sin duda, facilitará el arduo camino que parece que van a tener que recorrer las empresas tras el covid-19.

 

 

Amaya Sanz Oricain

Abogada y mediadora

Socia de Mediación Navarra

La confianza en época de crisis

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El diccionario dice que la confianza es la “esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea”

Parece que la confianza es una cuestión de fe, que tiene que ver con la elaboración de hipótesis acerca de la conducta futura de alguien.

Pero la confianza es fundamental en las relaciones. Tiene un peso específico brutal en la amistad, en el trabajo, en la convivencia y por supuesto en las relaciones afectivas y de amor.

La confianza es necesaria en nuestra vida. Todos debemos tener en quien confiar. Queremos tener personas a nuestro lado en las que confiar y a las que resultar confiables. De hecho, una de las causas que más debilita la salud de las personas y más propicia la inestabilidad emocional y psicológica, es la falta de bases seguras, de áreas de seguridad, de apegos fundamentados en relaciones de confianza mutua.

La confianza puede ser personal, pero también puede ser social. Vivimos en comunidad. Tenemos un orden social integrado por instituciones y estamentos que tienen que ser dignos siempre, pero ahora más que nunca, de nuestra confianza: nuestro sistema de salud, el sistema judicial, nuestros políticos, el sistema educativo, etc…

Esta confianza social está resultando crucial, ahora que tenemos un estado de alarma y estamos confinados en nuestras casas (incluso aunque estemos iniciando la desescalada). Esa expectativa de buen funcionamiento de nuestro sistema social es fundamental para no sentirnos vulnerables y que el miedo se apodere de nosotros. Confianza en los médicos, enfermeras y todos los que trabajan por nuestra salud, en los cuerpos de seguridad que además de hacer su trabajo cantan y aplauden a los que estamos en casa, en esas nuevas relaciones que estamos haciendo de balcón a balcón, en la heroicidad de nuestros niños que día tras día se quedan en casa y no dejan de hacer sus tareas, en nosotros, trabajadores que nunca creímos que el teletrabajo era posible……y mucho, mucho, ¡muchísimo más!

No perdamos la confianza en nosotros y en nuestros semejantes. Forjemos nuestra imagen al mundo en la que los demás perciban que somos personas confiables, porque ahora que estamos en crisis, transmitir nuestra confianza en nosotros, en nuestro entorno y en nuestra sociedad, puede ser la mayor y mejor contribución que podemos hacer.

Todos sabemos que la confianza cuesta ganársela y se pierde muy fácilmente, así que cuidémosla con información, transparencia y respeto. Ahora es tiempo de confiar. De creer que quienes están a nuestro alrededor también confían en nosotros y así todos, cada uno desde nuestro sitio, estar unidos en esa confianza mutua.

Como dice la canción más escuchada estos días, resistiré y resistiremos todos y en esa comunión de confianzas nos sostendremos y sobreviviremos

Animo a tod@s!

Maite Ruiz Aquerreta

Psicóloga y Mediadora

Socia de Mediación Navarra

La nueva conciliación familiar y laboral

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Hoy me gustaría compartir una realidad personal pero que compartimos muchos de los que tenemos hijos pequeños.

Desde la declaración del estado de alarma, (en nuestro caso desde un día antes, que el miedo se nos apoderó y decidimos no llevar a nuestro hijo al cole), nos está tocando, convivir en espacio y tiempo padres con hijos, jornadas laborales con jornadas escolares, ejercer de padres-hijos y de profes-alumnos….

En nuestro caso, trabajamos los dos. En los primeros 15 días de estado de alarma o más o menos hasta después de semana santa, nos organizamos. Los lunes, cuando llegaban todas las tareas y actividades semanales era un poco caótico, pero cuando ya lo teníamos mas o menos claro, éramos capaces de estar organizados diariamente unas 2-3 horas en donde teníamos algo de tiempo para atender a clientes, hablar con colaboradores, organizar los trabajos que habían quedado pendientes, etc. recurriendo en alguna que otra ocasión  al trabajo a turnos, es decir, uno trabaja a la mañana y el otro a la tarde.

Desde el anuncio de una posible desescalada, en donde paulatinamente se iba a ir reactivando la actividad económica y laboral, las cosas empezaron a complicarse.

De momento, podemos seguir organizándonos a través del teletrabajo. Pero el volumen de trabajo ha aumentado.  Trabajar 4-5 horas al día es del todo insuficiente. Comienza a tensionarse el tema. En mi caso además, en breve comenzará la atención presencial a los clientes con sesiones de mediación en el despacho…….

Y es que, si hay que volver a trabajar presencialmente pero los niños no tienen cole, ¿que hacemos? El recurso habitual de los abuelos ahora mismo no es viable. Tampoco parece que vayan a existir alternativas, como los campamentos urbanos. ¿Y el del teletrabajo? ¿Es posible que un solo adulto pueda estar encerrado en una habitación teletrabajando durante 6-8 horas, mientras niños de 10, 7, 5 o 3 años están pululando por casa?

Hay que volver a organizarse. Si la conciliación y el cuidado de los hijos siempre es un tema controvertido en la pareja, motivo de muchas discusiones y de generación de esa sensación de desequilibro entre uno y otro, ahora abordar esta situación no va a estar exenta de dificultades.

Para las parejas divorciadas con hijos, probablemente sea más complicado aún, ya que los cambios en las medidas reguladoras del divorcio, en este caso con motivo de la organización del cuidado de los hijos, suelen abrir heridas, rencillas, historias que estaban en la base del divorcio y que resurgen incluso con más intensidad.

A todas estas situaciones a nivel familiar, se añaden las situaciones que se pueden generar a nivel laboral. Habrá que ver las posibilidades reales que cada uno pueda tener para adaptar su situación personal con su trabajo, si la labor profesional que desempeña se lo permite, y si la empresa posibilita la adopción de medidas individuales de conciliación. Habrá que negociarlas.

Probablemente estas medidas individuales, puedan impactar también en las relaciones entre compañeros de trabajo, surgiendo la sensación de trato desigual, sobrecarga de tareas de unos compañeros frente a otros, desequilibro y en definitiva una necesidad de reconocimiento que está en la base de muchos conflictos organizacionales, que impactan en al ambiente laboral y finalmente en la productividad.

La era de la «nueva normalidad», nos trae una nueva realidad en materia de conciliación. Un reto al que enfrentarnos lleno de dificultades, al que la mediación puede dar una solución, ágil, real y satisfactoria para todos

Amaya Sanz Oricain

Abogada y mediadora

Socia de Mediación Navarra

Nueva era

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En la historia de la humanidad el hombre ha transitado por diferentes épocas que los historiadores han ido nombrando: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media y Edad Contemporánea. El paso de una a otra ha estado marcado por acontecimientos cuyo impacto en el hombre ha supuesto una evolución o cambio en la percepción de sí mismo y del mundo.

La prehistoria termina e inicia la edad antigua cuando surge la escritura. Pasamos a la edad media con la caída del imperio romano y no entraremos en la edad moderna hasta el descubrimiento de América. La edad moderna abarca desde el siglo XV hasta la Revolución francesa y desde el siglo XIX hasta ahora, estamos en la edad contemporánea.

Sí que parece que el desarrollo de las nuevas tecnologías, las actuales formas de comunicación y por supuesto la aparición de Internet nos coloca en otra era de la humanidad a la que los científicos e historiadores pondrán nombre.

Pero lo que yo me planteo y me gustaría recoger en este post, es acerca del impacto de esta pandemia en nosotros. ¿Es tal que nos va a hacer surgir ante una nueva era de la humanidad? Ya oímos hablar de la “nueva normalidad”, parece que vamos recuperando algo que perdimos con la llegada del virus, pero todo apunta a que no va a ser lo mismo.

El impacto de la pandemia va desde la crisis sanitaria, a la económica, pasando por la social o la educativa y va dejando en nosotros esa sensación de cambio o de evolución (para los más resistentes a los cambios) a la que habrá que adaptarse mas pronto que tarde para no quedarnos fuera de juego.

Ayer salía a pasear y ¡qué sensación más extraña! Caminas por la calle sin rumbo, porque el objetivo no es ir a ningún sitio, solo despejar la cabeza y te cruzas por la acera con tus vecinos que también han salido solo a pasear sin más objetivo que pasar un rato. Y ya empezamos a percibir esa “nueva normalidad”.  Creo que esa sensación extraña es compartida….  Siento que yo y todos, somos figurantes de una película de ciencia ficción/terror en la que todos tenemos ese papel, el de paseantes sin rumbo. Y el guion es claro: no dejar de cumplir con las instrucciones para proteger a los demás y protegernos así todos del claro protagonista de la película (que con lo que está durando, esto parece una serie ¡y con varias temporadas!)

Nuestras relaciones, son diferentes. Nuestros miedos, crecen y se multiplican.

Y ¿nuestros conflictos? Algunos serán como eran, pero aparecerán otros. Las crisis y los cambios son caldo de cultivo adecuado para que surjan y crezcan conflictos.

Espero y deseo, que este hombre postmoderno en esta “nueva normalidad” sepa apreciar su propia capacidad para intervenir y tomar decisiones sobre sus problemas, con la misma responsabilidad con la que está actuando a diario, y decida utilizar la mediación como recurso para solucionarlos, en lugar de acudir al juzgado. Si es así, una nueva gestión de conflictos se sumará al cambio de era de la humanidad.

El tiempo dirá.

 

Maite Ruiz Aquerreta

Psicóloga y Mediadora

Socia de Mediación Navarra

Tsunami Judicial

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El pasado 31 de marzo, el gobierno publicaba el Real- Decreto Ley 11/2020, por el que se adoptan medidas urgentes complementarias en el ámbito social y económico para hacer frente al COVID-16. Dicho Real Decreto-Ley, en su disposición adicional 19ª, insta a la aprobación de un Plan de Actuación para agilizar la actividad de los Juzgados en especial de los Juzgados del orden Social, de lo Contencioso-administrativo y de lo Mercantil tras la superación de la crisis sanitaria.

Para todos aquellos lectores que no estén familiarizados con los Juzgados y Tribunales porque nunca han tenido la necesidad de recurrir a estas instancias, debemos de explicarles que la administración de justicia en nuestro país, esta sobre saturada de asuntos.

Esto significa, que, en muchas ocasiones, las resoluciones judiciales no se dictan con la celeridad que necesitan las partes.

Ahora mismo, los Juzgados y Tribunales de nuestro país, desde la declaración del estado de alarma, tienen las actuaciones procesales suspendidas, aumentando ese retraso que comentamos.

Por otro lado, se prevé un aumento en la presentación de demandas, por situaciones que se están produciendo derivadas de la propia emergencia sanitaria que estamos viendo, así como del impacto socioeconómico de las medidas que se están adoptando durante el estado de alarma.

Por estos motivos, parece posible que aumenten las demandas por despido, las derivadas de los Ertes, o Eres que se estén declarando, concursos de acreedores de personas jurídicas y físicas, impagos o incumplimientos de obligaciones que tengan su causa en la fuerza mayor, procedimientos de familia por incumplimiento de régimen de custodia, visitas, periodos vacacionales, modificación de ingresos de los progenitores que afecten a las pensiones de los hijos, sucesiones, sanciones impuestas durante el confinamiento, etc.

Un tsunami judicial, para el cual ya se está trabajando con el objetivo de mitigar sus efectos. Se están proponiendo medidas de orden organizativo y procedimental que van a requerir de la aprobación o modificación de normas ya existentes. Confiemos en que estas reformas no nos lleven nuevamente a los juristas a enfrentarnos a un maremágnum normativo inconcreto y de difícil aplicación práctica.

Se está proponiendo el fomento del uso de los métodos alternativos de resolución de conflictos, en concreto de la mediación, de manera previa a la interposición de la demanda, o de forma intrajudicial, una vez que el asunto ya está judicializado.

Esta opción de utilizar métodos complementarios de resolución de conflictos ya existe actualmente. No es necesario una normativa adicional para su uso, porque ya disponemos de una, la Ley 5/2012 de 6 de Julio, que regula la Mediación Civil y Mercantil. No requiere de la constitución ni creación de nuevos organismos, porque ya existen instituciones y empresas mediadoras. No requiere la contratación de nuevos profesionales, porque ya somos muchos los profesionales mediadores con experiencia que estamos realizando procesos de mediación extra e intrajudicialmente.

Solo requiere que aquellas personas que tienen necesidad de solucionar su conflicto recurran a mediación para obtener un acuerdo de manera ágil, adaptada, satisfactoria, con la ayuda de un profesional mediador.

Ahora mismo, ante las propuestas planteadas, desconocemos cómo van a ser los procesos judiciales. Lo que si conocemos es cómo son los procesos de mediación.

Desconocemos también cuando se reanudará la actividad judicial. Sin embargo, un proceso de mediación se puede iniciar en cualquier momento, incluso durante el estado de alarma, mediante el uso de herramientas de video conferencia, por lo que, no es necesario esperar a que los Tribunales y Juzgados reinicien su actividad.

Amaya Sanz Oricain

Abogada y mediadora

Socia de Mediación Navarra

Tras el coronavirus

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Estos días no dejo de leer en prensa digital y redes sociales, diferentes artículos, post de opinión, que inciden en pronosticar cómo seremos y cómo será el mundo tras el coronavirus.

Más allá de estas opiniones y de las propuestas que realizan, unas más optimistas, otras más pesimistas, lo que sí parece claro es que el coronavirus nos va a cambiar.

Sin duda, la experiencia que estamos teniendo todos, con nuestra libertad de movimientos limitada, obligados a permanecer en casa, viendo la vida pasar a través de una pantalla de ordenador, móvil o televisión, o del cristal de la ventana de nuestro salón, va a tener consecuencias en nosotros.

Igualmente, ver y reconocer a diario, la labor titánica que están haciendo nuestros sanitarios, cuerpos de seguridad, personal de limpieza, reponedores, cajeros, etc., personas anónimas que están combatiendo a pie del cañón, por superar esta situación, también va a tener consecuencias en nosotros.

Realizando un simple análisis de esta situación, yo diría que las personas tenemos una voluntad fuerte, que somos muy capaces de ponernos en modo colaborativo cuando las circunstancias lo requieren, y trabajar todos juntos por un objetivo y bien común, cada uno desde nuestra posición, en la medida en la que podemos contribuir.

Destacaría también la buena fe de las personas. La mayoría de nosotros estamos cumpliendo las medidas de confinamiento con honradez y convicción, poniendo por encima de nuestro interés, el interés colectivo.

Añadiría que tenemos identificada la necesidad de tener un estamento político que se comporte de manera neutral e imparcial, y sea capaz de articular ese gran pacto de gobierno enfocándose en el bien común, que nos permita minimizar el impacto de esta crisis sanitaria de la mejor forma y con la rapidez que necesitamos. El resto, ya lo haremos los ciudadanos, tal y como lo estamos haciendo.

Con todo esto, no tengo la capacidad de pronosticar como será nuestra vida tras el coronavirus, ni como habremos cambiado como sociedad o a nivel individual.

Lo que si me gustaría es que esos principios y valores que todos tenemos y que ahora estamos poniendo de manifiesto, se mantengan y guíen nuestras próximas acciones, cuando recuperemos la libertad de movimiento, y regresemos a la vida cotidiana.

Estos son los valores con los trabajamos en Mediación Navarra para que con ellos, nuestros clientes obtengan acuerdos de futuro.

Amaya Sanz Oricain

Abogada y mediadora

Socia de Mediación Navarra

Nuevos pactos de la Moncloa

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Desde el Gobierno y con la que está cayendo en nuestro país, Pedro Sánchez ofrece un gran pacto nacional. Los llamados nuevos pactos de la Moncloa, y que más allá de las diferencias ideológicas entre partidos, sirvan al bien común de todos los españoles, que no es otro, que sacarnos de esta situación sanitaria, económica y social en la que estamos.

Se avecina una negociación difícil… poner de acuerdo a todos los partidos políticos parece un reto a priori, imposible. Recorrer un camino tan difícil como este, requiere ir con cuidado, paso a paso y con mucho tiento, porque estamos ante un conflicto en toda regla y con millones de personas tan pendientes de esas conversaciones como directamente afectados por ellas.

Los mediadores sabemos que en toda gestión de un conflicto va a haber una negociación. La negociación y la mediación van de la mano, se necesitan y los mediadores tenemos que ser expertos en negociación.

Y la negociación que tiene lugar en mediación y que parece necesaria en estos nuevos pactos de la Moncloa tiene que ser una negociación por intereses. Un modelo de negociación que va mucho más allá del regateo y de ese modelo tradicional de negociar que se enfocaba en un ceder-ceder.

Aquí y ahora el modelo debe ser ganar-ganar.

Como decíamos, hay que ir paso a paso. Y el primer paso en toda negociación por intereses (una vez legitimados los participantes en la negociación), es la definición de los objetivos de la negociación. Una definición clara y realista de esos intereses por los que van a trabajar. Deben estar claramente descritos en un lenguaje aceptado por todos ellos, que no presenten fisuras y a los que habrá que referirse en los momentos en que las discusiones y el diálogo les alejen o les hagan perder de vista el para qué estamos aquí.

Una de las primeras acciones del mediador como negociador, es “centrar” a las personas en la descripción del conflicto y que definan de manera conjunta cual va a ser el objetivo del proceso: Va a ser divorciarnos o solo pactar como nos vamos a repartir nuestro patrimonio, va a ser mejorar nuestra relación como hermanos o solo repartirnos la herencia de nuestros padres, va a ser romper nuestra sociedad o introducir cambios en la gestión de nuestra empresa…. No podremos trabajar de manera colaborativa si no estamos de acuerdo en aquello que queremos conseguir.

Sí, estaos seguros de que todos los partidos políticos quieren que España supere esta crisis, pero esa definición es escasa, tendrán que concretar más los objetivos de los acuerdos. Porque si no son capaces de definir los intereses con claridad, difícilmente encontrarán medidas económicas, sociales, sanitarias o educativas que puedan ser suscritas por todos ellos y que nos sirvan para salir de esta. ¡Ojalá lo consigan!

 

Maite Ruiz Aquerreta

Psicóloga y Mediadora

Socia de Mediación Navarra

Corona virus desde el balcón

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En mediación utilizamos una técnica desarrollada por William Ury en su libro “Supere el No”  que precisamente se llama “subirse al balcón”. Con esta técnica lo que el mediador busca, y consigue, es un distanciamiento emocional para poder “mirar” desde lejos lo que tiene más cerca, para poder valorar el conflicto que tiene delante y, desde esa distancia que la altura proporciona, poder guiar a las partes lentamente hacia ese acuerdo que sólo ellas conocen.

Estos días de confinamiento me está viniendo especialmente bien conocer esta herramienta y utilizarla a mi conveniencia, no en un proceso de mediación, pero sí a la hora de enfrentarme a esas pequeñas disputas que surgen de la situación tan atípica que nos está tocando vivir.

En las formaciones que imparto, comienzo hablando del conflicto, y lo primero que intento transmitir es que el conflicto en sí no es malo, el conflicto es inherente al ser humano, es inevitable en las relaciones sociales, por lo tanto, la cuestión no es tanto evitarlo o soñar con que podemos ser capaces de eliminarlo, sino que la cuestión es saber reconocer, asumir y enfrentar las situaciones conflictivas con recursos que nos permitan salir al paso lo más airosamente posible. Así, después de la mala noticia, el conflicto existe, rápidamente les doy la buena, si quieres, tú eres parte activa en la solución. De ti depende la escalada del conflicto. Nosotros tenemos mucho que decir. De la respuesta que demos al conflicto dependerá en gran medida el resultado.

En el siguiente gráfico explico cual es circulo de respuesta ante un conflicto

Creo que fue Einstein quien dijo “Si buscar resultados distintos no hagas siempre lo mismo”

Así que giremos el círculo en la dirección contraria y veremos que para obtener un resultado diferente nuestra respuesta deberá distinta y esto hará que cuando surja el conflicto nos enfrentemos a él con otro pensamiento.

Este “subirse al balcón” y esta pequeñísima aproximación al conocimiento del apasionante mundo del conflicto nos puede ayudar en estos días de confinamiento a tomar las riendas de nuestros conflictos e intentar que el circulo de dinámica del conflicto termine con el resultado que nosotros queremos.

Para ello deberíamos PENSAR que el conflicto no es ni bueno ni malo y, cuando lo veamos venir, nos prepararemos porque nosotros tenemos mucho que decir en ese CONFLICTO. Para dar nuestra RESPUESTA nos subiremos al balcón, nos alejaremos de nuestra emoción (miedo, tristeza, ira) la reconoceremos sin negarla, le daremos su espacio, conseguiremos un distanciamiento emocional para mirar desde lejos lo que está ocurriendo, como si no fuéramos nosotros, y esperaremos hasta que la razón nos de la oportunidad de afrontar el conflicto con otra mirada, nos permita encontrar “la respuesta”, aquella que no avive el fuego, aquella que nos haga expresar lo que queremos sin ofender al otro, aquella que en definitiva sea la que mejor podamos dar para conseguir nuestro objetivo, nuestro mejor RESULTADO.

Elena Sarasa Villaverde

Abogada y mediadora.

Socia de Mediación Navarra.

Ansiedad en tiempos de Covid-19

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He encontrado en Instagram una cuenta que ofrece unos sencillos tips para manejar la ansiedad en estos tiempos de incertidumbre y confinamiento.

Me han dado su permiso, así que traigo hoy a nuestro blog la publicación de su cuenta de Instagram

https://www.instagram.com/fika_______________/?hl=es

 

¿cómo puedo manejar la ansiedad en tiempos de covid-19?
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☘️ VALIDA Y ACEPTA tus sensaciones. Son desagradables, pero no son peligrosas. La idea es que empieces a sentir con aceptación lo que estás sintiendo, permitiendo a las sensaciones estar ahí.
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🙌🏻 EXPRÉSATE. Puedes hablar de lo que sientes y de lo que te preocupa, con alguien que te comprenda y no te juzgue.
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💡ENFÓCATE EN LOS HECHOS y no en las imaginaciones. Infórmate en fuentes fiables, como la OMS. Y no te dejes llevar por titulares amarillistas o alarmantes.
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🧘🏻‍♀️ RESPIRAR a nivel del diafragma, con serenidad, tres veces y continúa con tu respiración normal.
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🏋🏼‍♂️ Intenta MOVERTE de vez en cuando. Realiza alguna actividad física, es suficiente con que sea moderada.
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☎️ CONÉCTATE. Cuida y fomenta las conversaciones con familiares y amigos.
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✅ Diseña OBJETIVOS sencillos a trabajar durante el día y haz lo posible para conseguirlos.
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🌱🌞 Hábitos de SUEÑO y ALIMENTACIÓN SALUDABLES.

 

¡Feliz semana a tod@s!

Pd: Gracias Fika

 

Maite Ruiz Aquerreta

Psicóloga y Mediadora

Socia de Mediación Navarra

Como ejercitar la paciencia cuando estábamos a punto de alcanzar acuerdos.

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A pesar de las noticias que llegaban de China sobre el coronavirus, la verdad es que a casi todos nos parecía que esto no nos iba afectar, y si lo hacía, desde luego no de la manera que lo está haciendo.

Por esto, muchos de los procesos de mediación que teníamos iniciados, se han visto paralizados por el estado de alarma decretado por el gobierno. En muchos casos, los procesos de mediación ya se encontraban avanzados en fase de consecución de acuerdos.

Participar en un proceso de mediación no es algo sencillo para las partes. Supone reconocer de forma individual y colectiva que se tiene un problema. Supone valorar si merece la pena poner trabajo y esfuerzo en solucionar el problema. Supone expresar los puntos de vista, vivencias y realidades sobre una situación acaecida desde el respeto hacia el otro, el autocontrol y la asertividad. Supone poner en práctica la escucha activa, y escuchar en muchas ocasiones, cosas duras. Supone validar la vivencia propia y la del de enfrente. Supone pasar de una posición de enemigos, a una posición de aliados en la búsqueda de la solución.

Pasado todo esto, la mediación exige compromiso en la búsqueda de la solución conjunta, y por tanto trabajar hacia el objetivo establecido.

Por eso, a todas aquellas personas valientes con las que estábamos trabajando, para alcanzar esos acuerdos que solventasen la situación de conflicto que les hacía sufrir, suspender los procesos de mediación, ha supuesto una gran frustración. Cuando se vislumbraba la luz al final del camino, parece que de nuevo se aleja.

En estos momentos no hay que perder la perspectiva de todo trabajo realizado. Es momento de comprobar la capacidad de cambio que tiene el proceso de mediación, fomentar la confianza que de nuevo se ha generado entre las partes al trabajar de manera colaborativa y esperar con la actitud adecuada para soportar este contratiempo que nos está afectando a todos.

Esta situación es pasajera, volveremos a la vida que teníamos antes del covid-19. Quizá no será la misma. Posiblemente sea mejor y las soluciones que alcancemos también lo sean.

 

Amaya Sanz Oricain

Abogada y mediadora

Socia de Mediación Navarra